Más de 20 años de experiencia y formación

La reflexión calmada, junto a un psicoterapeuta que sepa acoger y escuchar, es el camino más eficaz para desenredar muchos de los nudos emocionales que todos, en algún momento de nuestra vida, vamos acumulando. 

En nuestro centro de psicología, llevamos más de 20 años acompañando a personas que en algún momento de sus vidas se han sentido «atascados», a veces con síntomas depresivos, ansiosos, obsesivos, adicciones, problemas con los hijos, etc. Acompañamos al paciente en su proceso de cambio psíquico, respetando su espacio, su ritmo y sus dificultades. 

Si estás interesado en consultar con nosotros, no dudes en llamarnos.

El encuadre es similar a las psicoterapias presenciales: se establece un horario determinado y se realizan, en un primer momento, las denominadas entrevistas diagnósticas, en las cuales el psicoterapeuta intenta comprender qué le sucede a la persona que contacta, afinar un diagnóstico determinado y ofrecer unas pautas terapéuticas que se van a seguir a lo largo del tratamiento. Una vez realizadas estas entrevistas (entre 3 y 5 sesiones), el paciente y psicólogo concretan el plan de acción e inician el tratamiento propiamente dicho (siempre y cuando sea necesaria una psicoterapia).

¿A quién está dirigido?

Facilita el proceso terapéutico a personas con dificultad de horario por trabajo y otras ocupaciones, en donde el desplazamiento a la consulta puede ser un impedimento.

También favorece la accesibilidad de la terapia a personas con discapacidades o con enfermedades que pueden impedir el desplazamiento hasta la consulta, como puede ser la agorafobia. 

Este tipo de terapia también va dirigido a personas que quieren acudir a nuestro centro de psicología, pero la distancia lo hace difícil, porque viven en otro país, ciudad o lugares geográficamente aislados. 

No dudes en consultarnos si te identificas con alguno de estos aspectos:

• estados ansiosos o depresivos en el embarazo,
• pérdidas perinatales,
• bebés prematuros,
• problemas de fertilidad,
• depresión posparto,
• obsesiones que no eres capaz de eliminar de tu cabeza,
• dificultades en las relaciones familiares,
• miedo a la incorporación al trabajo,
• dificultad para poner límites,
• problemas con la lactancia,
• parto traumático,
• dificultades para establecer el vínculo con el bebé.

• ansiedad,

• depresión,

• problemas de autoestima,

• adicciones,

• trastornos de la conducta alimentaria,

• crisis personales,

• dependencia emocional,

• mobbing o acoso laboral,

• duelo,

• obsesiones (TOC),

• déficit de atención,

• trastornos del sueño o la alimentación,

• problemas de relación,

• depresión,

• bullying,

• baja autoestima,

• dificultades en el rendimiento escolar,

• ansiedad en los exámenes,

• problemas de adaptación: divorcio de los padres, cambio de colegio, cambio de domicilio, etc.,

• miedos y fobias.